Toño y su hermana no pueden seguir cuidando de su padre enfermo de Alzheimer, toman la difícil decisión de llevarle a un centro para que le atiendan. Animados por un amigo de la infancia deciden hacerle una fiesta, disfrazándose de personajes de cine y ver unas cuantas películas con el ya que siempre fue un enamorado del cine.

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