Mientras la mayoría de nosotros hemos visto o veremos crecer sanos a nuestros hijos, celebrando cada etapa que superan (ya toma el pecho, ya bebe el biberón, ahora come solo, ahora empieza a hablar, ya anda, ya corre, ya va al baño, ya juega, ya va al colegio, ya tiene amigos…) otros se dejarán jirones de tiempo, de descanso, de dinero, de ocio o de trabajo por conseguir celebrar pequeñísimas conquistas vitales: Fijar la cabeza. Distinguir el entorno. Ser capaz de comunicar una emoción. Dar un paso. Quizás hablar. Necesariamente, entonces, los anhelos de uno pasan a un segundo plano.
También te puede interesar
As a child, Carlotta didn’t expect the people around her to have faces. She even doesn’t recognize her own face. Years later, […]
Una pareja recibe la llamada esperada para adoptar un niño. Sin embargo, el bebé recién nacido tiene ciertas necesidades especiales que cuestionarán […]
La historia de los zapateros de un pequeño pueblo de la provincia de Jaén se remonta, hasta donde la memoria del pueblo […]